El dominio, no domiño
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Don Quijote según Nobokov

Basado (más bien copiado) en un texto de Carlos Yusti

Antes de la publicación del Quijote, Miguel de Cervantes era lo que se dice un autor del montón, eclipsado por los escritores de su tiempo. A pesar de su dominio de la prosa y el verso, Cervantes no encuentra su tono, ni la musa ni la suerte parecen estar de su lado.

En el año 1605 se publica en Madrid la primera parte de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. El éxito del libro fue inesperado, incluso para su autor. Pasaron los años y la gente pedía con entusiasmo la segunda parte. Rápidamente fue traducido y se convirtió en la novela favorita de los ingleses.

El Quijote impregna la vida de los hispanohablantes de manera simple, resumida y en muchos casos hasta deformada. Muchas personas que no se han leído la novela, se etiquetan a si mismas como quijotescas por el simple hecho de ser obtusos y tercos. No sin razón, Savater reconoce que de Don Quijote personaje se habla mucho, se le utiliza como metáfora, receta retórica y hasta como advertencia y que la mejor forma de olvidar el Quijote es leerlo.

Carlos Yusti, cansado de tanta palabrería y tanto lugar común se inclina por la visión del Quijote del escritor ruso Vladimir Nabokov, el autor de “Lolita”, uno de los muchísimos autores que han analizado la obra de Cervantes. El escritor ruso (algo cascarrabias y minucioso lector) fue, sin lugar a dudas, el más equilibrado, certero y pasional de sus lectores. La lectura que hace de la novela de Cervantes es soberbia por su profundidad de análisis, por su humor y sus ecuánimes puntos de vista.

El escritor ruso dice: “Vamos a hacer todo lo posible por no caer en el fatídico error de buscar en las novelas la llamada vida real, las novelas son sólo cuentos de hadas. Mundos originales en sí mismas muy distantes y distintos del mundo real del lector”.

A Nabokov le importaba una higa lo poco que se conocía de la vida de Cervantes y por esa razón le dice a sus alumnos: “…sólo puedo echar una mirada de reojo a su vida… Aquí lo que nos interesa son los libros, no las personas. Lo de la mano tullida de Cervantes no lo sabrán por mí…”

Nabokov empieza detallando los muchos errores del texto de Cervantes. Por ejemplo, que es imposible seguir en un mapa las andanzas del caballero sin hacerse un lío, hay jornadas imposibles. En la novela salen ríos y prados en donde en realidad sólo hay secarrales manchegos. A Sancho le roban el burro y unas páginas más adelante sale montado en él. Su mujer cambia de nombre entre capítulos. El yelmo de Mambrino, con el que se tocaba Don Quijote es roto en pedazos y poco después aparece entero de nuevo en la cabeza del protagonista. Y como éstos hay unos cuantos más.

Por no hablar de algunas trapacerias de un autor con pocas ganas de trabajar; para rellenar el libro se añaden toda clase de historietas de enredo a la italiana y novelas pastoriles. En uno de los capítulos, el cura amigo de Don Quijote encuentra una novelita con la historia del curioso impertinente, la lee a sus compañeros de viaje, ocupando con ella el resto del capítulo y, a poco del final, se interrumpe la lectura y no volvemos a saber nada de la novelita de marras, nos quedamos sin saber el final. A Navokov le parece una estafa. Simplemente Cervantes quiere “engordar” su libro metiendo una historia que ni siquiera es suya. Recomienda a sus alumnos que no pierdan el tiempo y pasen este capítulo de largo.

Además, desmiente el mito de que Don Quijote siempre pierde. Repasa capítulo a capítulo todas sus batallas y va llevando el tanteo como si fuera un partida de tenis. Al final de la primera parte, Don Quijote va igualado con sus enemigos por 6-3, 3-6 y 4-4 y al final la cosa queda en un empate 20 a 20.

Pero bueno… ¿entonces el Quijote es una chapuza? Si es así, ¿por qué ha llegado a ser tan famoso? Y sobre todo…¿Hay que leérselo?.

Para Nabokov considerar el Quijote como la mejor novela de todos los tiempos es una soberana tontería. En honor a la verdad es una novela farragosa a ratos y deslumbrante otros tantos, pero su gran acierto es su protagonista; él es en si la invención más extraordinaria del escritor español. Es primer personaje literario que adquiere vida propia.

“Estamos ante un fenómeno interesante: un héroe literario que poco a poco va perdiendo contacto con el libro que lo hizo nacer; que abandona su patria, que abandona el escritorio de su creador y vaga por los espacios después de vagar por España. Fruto de ello es que don Quijote sea hoy más grande de lo que era en el seno de Cervantes. Lleva trescientos cincuenta años cabalgando por las junglas y las tundras del pensamiento humano, y ha crecido en vitalidad y estatura. Ya no nos reímos de él. Su escudo es la compasión, su estandarte es la belleza. Representa todo lo amable, lo perdido, lo puro, lo generoso y lo gallardo. La parodia se ha hecho pardigma”.

1 comentarios:

    Pues eso que me aburrió mucho el Quijote.
    :P
    bsos!

     

Maggie??...